martes, 23 de agosto de 2011

Educar en una Cultura del Espectáculo por Joan Ferrés


El libro presenta once capítulos, y de manera muy clara, cuáles son los factores que comportan para un educador enfrentarse a unas generaciones que han nacido y crecido en una cultura del espectáculo, así pues, es necesario tener como referentes los siguientes términos, que en este caso serían para los lectores las “palabras claves”, niveles de sensorialidad, de concreción, de dinamismo y de emotividad, además de la racionalidad, la abstracción, la reflexión.

Se puede hablar del paso de una cultura con espectáculo a una cultura del espectáculo y es desde este nuevo marco cultural y social donde se debe comprender a la cultura popular contemporánea.   Hoy, se privilegia la imagen; iconosfera, una representación del mundo concreta, donde se potencia lo sensorial, lo narrativo (el relato), lo dinámico, lo emotivo y lo sensacional.  ¿Qué propone la escuela? En contrapartida, la cultura oficial; logosfera, que es la de la palabra escrita y del libro enfatiza en una representación del mundo conceptual, reflexiva, estática y analítica.

Los nuevos medios de comunicación e información se insertan en la lógica de la cultura del espectáculo. Tienden a desarrollar una atención flotante, discontinua. Pensemos en el zapping  o el videoclip como  manifestación de la cultura de la fragmentación o el cambio, por ejemplo.   En este escenario, cabe hablar de una encrucijada cultural que dificulta la sintonía entre emisor (escuela-docente) y receptor (estudiantes). Tal vez resulte más difícil aun porque el educador tiende a “hablar a” más que “hablar con”.
Las críticas que se le hacen a la TV y al audiovisual van desde la TV comporta la destrucción del discurso reflexivo y racional (es la “era de la degradación o atrofia cultural”) hasta las más radicales como “sustituir la palabra por la imagen es volver al mono.”  Se habla del detrimento de lo racional (porque se privilegia el ver sobre entender, el mostrar sobre explicar), de la lógica de la prisa (el dinamismo vertiginoso no permite pensar o concentrarse, exige una placer inmediato) y de que la prioridad de lo emotivo reduce y/o elimina la capacidad racional, reflexiva y crítica.

Ferres plantea asumir la contradicción entre emotividad y racionalidad para explorarla.  Hace un llamado a la conciliación y la integración. Pensar que se puede desarrollar una actividad intelectual sin pasión, es una mirada reduccionista y equivocada. Es absurdo disociar aprendizaje y placer por aprender o por lo que se vaya a aprender.  La clave es sacar provecho de un conflicto inevitable. Pensar lo audiovisual como estrategia para zanjar la indiferencia, conciliar placer y esfuerzo.
Otra metáfora ejemplificadora es la de las personas con autismo. En estos casos, solo es posible sacarlos de sí mismo conectando con ellos. Por analogía, podría pensarse que en todo proceso de enseñanza-aprendizaje es necesario ayudar al otro a salir de si mismo para superar la actitud autista, objetivo que se logra conectando con los conocimientos e intereses que deben superarse. Etimológicamente el verbo educar (e-ducere) significa sacar hacia fuera, es decir, ayudar a hacer manifiesto lo que ya está latente. Pensar los contenidos con trasmisión de información que hay que imponer en vez de partir de la situación interna que hay que ayudar a enriquecer o transformar. 

El educador debe pensar el esfuerzo desde el placer o el esfuerzo para llegar al placer. No disociarlos.  Hay que redescubrir el placer de aprender, de conocer, como condición para garantizar el esfuerzo que implica el acto de aprendizaje.  Ferres establece una escala de placeres, que van desde los primarios a los secundarios. Estos últimos exigen facultades como reflexión, conocimiento, crítica. Solo realizarán el esfuerzo para activar estas facultades aquellos que estén convencidos de que les producirá placer, es decir, aquellos que hayan tenido la oportunidad de experimentarlo previamente. Aprendemos a responder emotivamente a estímulos más complejos. Desarrollar esta segunda capacidad es el reto del educador.     

Tender puentes entre la escuela y la vida cotidiana. Hacer que desde el aula se reflexione con emoción y se explique con implicación.  Una estrategia para ello, puede ser introducir en el aula materiales audiovisuales procedentes de fuera del aula. Esto puede hacer incrementar la motivación en el aula y prolongar el aprendizaje fuera de ella.  Se propone la integración con reflexión y análisis, para que cuando los estudiantes se enfrenten a mensajes similares en su vida diaria, añadan reflexión a la emoción. 

Lograr que los diversos componentes expresivos interaccionen de tal forma que produzcan en el receptor una única experiencia, hacer síntesis de elementos provenientes de distintos canales sensoriales.  El educador debería poder detectar, analizar y evaluar los códigos y recursos que utiliza en el aula, para potenciar los que suman, corregir los que restan e incorporar los que faltan. En ese sentido, Ferres marca una paradoja, pese a que el educador quiere ser un comunicador eficaz no aprovecha la posibilidad de grabar sus clases y mejorarlas.


El educador eficaz será aquel que sepa construir aprendizaje mediante una sabia selección de los componentes que conviene utilizar y mediante una adecuada integración entre ellos, creando estrategias didácticas que respondan a las necesidades curriculares y a las necesidades de los estudiantes.  No se trata de subordinar la palabra, sino de recuperar sus usos discursivos más eficaces -como la metáfora y la analogía - para facilitar la comprensión y retención de conceptos difíciles. También es posible provocar con la palabra, utilizando un lenguaje conciso pero abierto, breve pero sugerente. La palabra no hay que usarla para trasmitir pensamiento, sino para generarlo.  

Utilizar la Televisión (programas, series, informativos, películas, spots) en el aula sería una oportunidad didáctica.  Las nuevas tecnologías  pueden servir para optimizar el aprendizaje en el marco de una estrategia pedagógica multimedia que integre.  La tecnología audiovisual puede cumplir distintas funciones didácticas: mejorar la exposición de contenidos, movilizar el aprendizaje, reforzar y evaluar lo aprendido, disparador de la investigación y como estímulo para la expresión.  

Asimismo, vemos que durante el desarrollo del contenido teórico a la par se van presentando una serie de pequeños ejemplos prácticos que servirían como guía sobre cómo implementar en la educación actual métodos que no distan de la modernidad que se vive en los hogares o en las mismas escuelas, puesto que estos intervendrían tanto en los procesos pedagógicos como en los resultados a la hora de que los educandos se enfrenten con la vida real. Estos métodos que se plantean como distractores u obstáculos en el proceso educativo de una persona, son los mismos que se podrían implementar en las aulas para proponer un posible enfrentamiento entre los estudiantes y los medias para que se confronten y se produzcan pensamientos críticos que estimulen procesos cognitivos y permitan dejar a un lado la “pereza mental” que invade los pensamientos de quienes día y noche están sentados frente a un ordenador o un televisor. En esta misma línea, el autor Ferrés demuestra que las contradicciones entre la cultura oficial y la cultura popular se traducen en conflictos entre la escuela y la televisión, o entre la televisión cultural y la convencional.

De esta manera, el reto que se plantea a lo largo del libro se reduce a la seducción que se debe dar entre maestro y estudiante, seducción que tiene como objetivo principal que en los educadores se de la capacidad de repensar la cultura para sintonizar con las nuevas generaciones, la escuela y los medios de comunicación que circundan las aulas y que poco a poco absorben las mentes de los futuros profesionales de la sociedad; no obstante, Ferrés propone que los maestros, lejos de oponernos a la televisión, la internet o cualquier otro medio de comunicación, hemos de aliarnos con ellos para aprovechar todo el potencial movilizador que estos ofrecen, es decir, en esta encrucijada cultural, las revoluciones tecnológica y cognitiva deben ser complementadas con una revolución emocional, que tenga como cimiento el potenciar un nuevo estilo comunicativo que abra senderos para promulgar así un acercamiento y una unión entre el estudiante y los medios, para lograr así un aprendizaje significativo e íntegro.

El Lector: Historia y Literatura

La novela transcurre en los primeros años cincuenta, Bernhard Schlink relata la historia, en primera persona, como un adolescente de quince años que se enamora de una mujer veinte años mayor a partir de un encuentro casual. El adolescente se llama Michael Berg y todo gira en torno a una historia de amor entre él y Hanna Frau Schmitz.

El amor es un tema variable de la historia, es una muestra de la efervescencia erótica que la desmesura y la novedad pueden producir. Michael caminando un día se siente mal y tiene que ser ayudado por Hanna, aquí empezara toda una relación erótica que él jamás podrá olvidar. Los dos amantes se irán aproximando, primero será solo físicamente pero a medida que progresen con su relación avanzaran con su contacto mental. Antes de sus relaciones Hanna siempre pide Michael que le lea en voz alta fragmentos de Tolstói, Goethe, Schiller, Dickens... gracias a esto, y a la inspiración vocacional hacia el estudio que le inculca su nueva amante, Michael pasa de ser un estudiante mediocre a ser un completo alumno, empezará a dar valor al mundo cultural, un mundo que Hanna quiere recibir de él. Este hecho será un hilo conductor a una historia futura, el motivo por el cual Michael descubrirá una verdad sobre su amada: su analfabetismo, Michael comprenderá porqué quería que le leyera, porqué mostraba interés ante unos libros, y porqué se sentía absorbida por todo lo que le contaba.

La primera parte nos explica cómo es la infancia del joven, como se desarrolla su romance, con la madura Hanna; en el desarrollo de este capítulo, por así llamarlo, uno como lector se va dando cuenta de las personalidades de ambos personajes. A medida que el adolescente crece empieza a valorar la compañía de sus compañeros de clase, con los cuales se ve en las tardes siempre en la piscina, antes de visitar a Hanna, y es con uno de ellos, con Sophie, con la que tiene la relación más estrecha, al tal punto que se siente un poco atraído por ella, pero este sentimiento le hace pensar que traiciona a su amada así que nunca le llegan a tener una relación cercana, y el nunca comenta con nadie su amor secreto. Esta sección finaliza cuando una vez Hanna lo observa muy contento con sus amigos, lo mira con una mirada extraña que para mi opinión Schlink no sabe describir ni identificar, y desaparece de la ciudad sin dejar datos sobre su paradero.

La segunda parte del libro comienza siete años más tarde, cuando Michael como estudiante de derecho, debe asistir al proceso de cinco criminales de guerra, entre los que reconoce a Hanna. En esta sección uno se va dando cuenta que Hanna no sabía leer ni escribir, esto hace de ella una persona muy extraña y a la vez huraña. Esto se da por qué el contexto de la historia es alemán, nación en la que todos saben leer; el sentimiento de no pertenecer a esta colectividad la hace sentir inferior, por eso nunca lo afronta, se mantiene al margen, aunque por ello tenga que cargar con mucho más de lo que se merece incluso años de cárcel. A Hanna se le acusa de haber pertenecido a las SS en Cracovia, y haber participado activamente en la selección de futuros candidatos a Auswitsch. También se le acusa principalmente de la muerte de un grupo de mujeres quemadas en una iglesia, a pesar de no ser la única responsable, y menos haber podido redactar un informe en el cual se basan para acusarla. Su analfabetismo le lleva a admitir haber escrito dicho informe por negarse a hacer un reconocimiento de su caligrafía, pienso que la vergüenza pudo más que la verdad. Este hecho es usado por otros abogados en su contra, al haber admitido una cosa que jamás hizo, se le atribuye haber cometido otras atrocidades dejando la culpabilidad de las demás, más distante. Michael acude al juicio de su ex amante como estudiante de derecho, al comprobar el analfabetismo de Hanna trata de ayudarla pero prefiere respetar su posición de dejarse condenar a cambio de que nadie se entere de su desventaja; cuando se da cuenta de esto se ve frente a una dualidad: entre advertir al juez para disminuir la segura condena (sería en nombre del amor de la juventud) y la voluntad de respetar, en cierta medida, la postura de la acusada, que parece dispuesta a una condena interminable antes que admitir la realidad. Para solucionar su problema de indecisión, Michael acude donde su padre, el cual hace su primera y única aparición formal en la obra, pero no le dice nada concreto solo algunas moralejas que reconozco valiosa pero que no dejan en el lector ningún aspecto importante. Aquí vemos que algunos hechos de la historia vuelven a repetirse de formas bien distintas, pero con el mismo fondo. Michael termina por respetar la decisión de Hanna y trata de continuar su vida.


En la tercera parte Michael es un adulto, se desempeña como historiador de derecho, pues por lo que vivió en el juicio no quiere ser juez o abogado como sus otros compañeros. Se casa con una amiga universitaria de nombre Gentrud con la cual tiene una pequeña hija a la que ponen por nombre Julia, casi no hablan de su relación familiar, Schlink se dedica más que todo a describir los pensamientos de Michael, el cual luego de 5 años de matrimonio y de estar con otras mujeres se da cuenta de que Hanna aun no ha salido de su mente, así que en su tiempo libre le graba textos como la Odisea en cintas, las cuales envía a la cárcel. Cuando indultan a Hanna luego de 18 años la directora de la cárcel lo contacta. Hanna cree en Michael, por su amor emprende una gran lucha: aprender a leer y escribir, se siente orgullosa de lograrlo, ahora ya puede comunicar su alegría, pero esta se pierde, Michael no se ha atrevido a escribir. Cuando lo ve por primera vez, ella entiende que ha marcado la vida de Michael y lo quiere liberar, decide poner fin a su vida, pero comete un error, Michael no la ha olvidado, sigue siendo su chiquillo( esta es la única deducción a la que atribuyo la razón de su suicidio). Cuando Hanna muere deja un encargo: dar sus ahorros y un bote de Té a la hija de una de sus presas (tanto la madre como la hija se salvaron y con su relato de lo sucedido, ayudaron a condenar a Hanna). El dinero es donado a una sociedad de judíos analfabetas y el bote de Té lo conserva aquella mujer, finalmente Michael extraña mucho Hanna y recapacita sobre lo que hizo y dejo de hacer con ella; desde mi punto de vista nunca al olvida. Esta sección es el desenlace de la historia.

“El Lector” resalta entonces el sentimiento de culpabilidad del mundo alemán frente al judío, como un pasado que marca el presente de quien no vivió ni participó de ello. Las nuevas generaciones alemanas son consideradas igual de culpables como lo fueron sus progenitores. En este punto del libro, se abre una visión de lo que tuvo que vivir la gente en la posguerra, cuando ellos luchaban por un futuro mejor, eran vistos solo por su pasado, la nueva generación tuvo que tomar las riendas de su nación y juzgar lo que se izo, pero es muy fácil juzgar las acciones una vez cometidas pero, ¿que habríamos hecho muchos en su lugar? Esta es una pregunta que Hanna dirige al juez, ella se sentía obligada, debía cumplir un trabajo, seguramente habiendo estado en su lugar, nosotros también habríamos seleccionado quién debía ir a la muerte y quién no. Además siempre existe la excusa de estar obedeciendo órdenes, pero esta excusa no puede redimir lo que uno comete, como seres humanos somos amos de nuestras acciones, y por eso debemos tener suficiente criterio para saber qué está bien y que no. Un tema que me parece tienen también relevancia en el relato, es el de la solidaridad, que podría ser el propósito general del escritor, una solidaridad ante un rostro humano, una dignidad hacia al hombre, un respeto hacia la vida. Esta es el aporte que hace el conductor de un automóvil a Michael; pero si los alemanes debieron respetar la dignidad y vida de los judíos, ¿por qué no respetar también la vida de Hanna? Ella está pagando por lo que toda una sociedad cometió, y aún así no participó de ello tan activamente como muchos creen.

sábado, 13 de agosto de 2011

MI AVIÓN

Desde aquella clase en la que el profesor propuso el audaz trabajo de diseñar un avión de papel salí con muchas ideas del salón. En un momento tome la determinación de comenzar, y darle forma al proyecto aerodinámico, pues un elemento a utilizar sería el icopor, material que se usa para presentar proyectos lúdicos, y así diseñarlo por fases; luego el hecho de buscar en medios electrónicos de red un diseño interesante, y algunos me convencieron, y es que mis deseos eran grandes pues todos los prototipos que había visto eran interesantes, y como dice el profesor “hay que tener un gusto exigente”, así que mi plataforma para comenzar estaba en las imágenes que había visto en algunos filmes sobre aviones, es decir evocaba la imaginación y le daría vida al proyecto aeronáutico. Así que expresé con voz alta ¡manos a la obra! Desde aquel miércoles, comencé, y unos amigos al ver el trabajo se dieron la oportunidad de opinar sin estarles preguntando sobre ello, a la familia les causo curiosidad lo que había comenzado a hacer. Fue así como inicie pensando la manera de que quedara lo más similar posible al dibujo que se encontraba en una pagina de internet, hasta que se me vino la idea de hacer lo que alguna vez tuve en mis años de chico, y fue aquel avión de icopor que volaba mucho y me encantaba constantemente estarlo elevando, porque parecía real, y es uno de mis deseos era estar en un avión de verdad todos los días, así que ese fue mi referente para mi avión de icopor y madera, y también con silicona derritiéndose a base de calor comencé a pegar pieza por pieza la cual iba dibujando borrando y recortando; así fue mi proceso de aquella tarde hasta que después de cinco horas iniciando a las siete y terminando a eso de las doce de la tarde. Luego inicié la labor de la pintura hasta que estuvo listo mi avión, cuando lo intentaba volar a veces lo hacía bien y otras se iba de lado. Pero estaba contento porque volaba a una altura bastante importante, hasta tal punto de que casi lo rompo porque lo eleve desde un tercer piso y se fue hacia abajo.



Así transcurrió la semana hasta que llegara aquella fecha para ir a sobrevolarlo, me acosté a dormir con gran expectativa, hice mi rutina diaria previa para partir hacia la universidad y fue cuando iba acercándome a la Universidad que todo estaba anormal, pues la academia estaba cerrándose, pues los planes ya no serían los mismos, y pensé el cual me había costado mucho elaborar y no poderlo elevar; en donde las fechas se cambiaron y el profesor había dicho que sólo iba a revisar la redacción de los momentos, y que luego por si acaso se podía, se elevaría el prototipo de avión, eso me enfureció, estaba explotando por dentro, quería controlarme pero no pude esa mañana, sentía mucho odio, sentía mucha furia, quería decirle unas palabras agresivas al profesor por tener falta seriedad, falta de profesionalidad, pero luego me he calmado, seria en otra ocasión. Así transcurrieron las primeras horas de esa mañana, en donde pensé que no iba a revivir un momento de infancia y terminé superándolo al final del día, pues en la noche me tomé un par de cervezas hasta la madrugada en compañía de amistades.